Las subvariantes de COVID-19 de propagación más rápida hasta el momento son las dos últimas versiones de ómicron que parecen evadir la protección de las vacunas y las infecciones previas más fácilmente que cualquier otra.
A partir del 2 de julio, la subvariante BA.5 fue responsable de casi el 54% de los casos de COVID en Estados Unidos mientras que la BA.4, una subvariante similar, representó casi un 17% más, según los datos más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
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David Montefiori, profesor del Instituto de Vacunas Humanas del Centro Médico de la Universidad de Duke, le dijo a NBC News que BA.4 y BA.5 son aproximadamente tres veces menos sensibles a los anticuerpos neutralizantes de las vacunas del COVID existentes que la versión original de la variante ómicron, BA.1.
Investigaciones adicionales sugieren que BA.4 y BA.5 son cuatro veces más resistentes a los anticuerpos de las vacunas que BA.2. Esa subvariante reemplazó a ómicron como la versión dominante del coronavirus en los Estados Unidos en abril.
A medida que ambas subvariantes continúan propagándose y se informan de más infecciones en todo el país, ¿qué síntomas experimentan las personas? ¿Acaso estos síntomas son diferentes de los que se observan comúnmente en otras infecciones?
El Reino Unido, donde las infecciones BA.4 y BA.5 también representan la mayoría de los casos recientes de COVID, reportó secreción nasal, dolor de garganta, dolor de cabeza, tos persistente y fatiga como sus síntomas más comunes la semana pasada.
Menos de un tercio de las personas encuestadas informaron fiebre, según los datos del Estudio de síntomas de COVID de Zoe, que permite a las personas autoinformar los síntomas a través de aplicaciones para teléfonos inteligentes. Los síntomas son consistentes con los informados en la primavera, cuando la subvariante BA.2 era la dominante en el país.
Según la Universidad de California Davis Health, los síntomas informados de BA.5 son similares a las variantes anteriores de COVID: fiebre, secreción nasal, tos, dolor de garganta, dolores de cabeza, dolor muscular y fatiga. En este punto, no parece haber una diferencia en los síntomas observados en los casos BA.4 o BA.5, en comparación con las cepas ómicron anteriores.
Francois Balloux, director del Instituto de Genética de University College London, comentó que mientras BA.1 y BA.2 son “bastante diferentes... BA.2, BA.4 y B.5 desde la perspectiva de los anticuerpos neutralizantes son esencialmente intercambiables”.
Por eso, las personas que tuvieron infecciones BA.2 pueden tener cierta protección contra las últimas subvariantes, agreó. Si bien se propagan más rápido que cualquier otro, no se ha encontrado que BA.4 y BA.5 causen una enfermedad más grave, según los médicos.
“Realmente no hay evidencia clara de que sea más o menos probable que enfermen a las personas y causen enfermedades graves y la muerte”, afirmó Montefiori.
El Dr. Nathan Grubaugh, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de Yale, dijo que las personas deben comprender que variantes como ómicron y BA.5 son una parte natural de la progresión del virus.
“Delta nunca iba a ser la última variante, y ómicron no será la última”, comentó, según un artículo en el sitio web de la escuela. “Mientras haya un brote de COVID-19 en algún lugar del mundo, va a surgir algo nuevo”.
La mejor manera de prevenir nuevas variantes, indicaron él y otros médicos, es vacunarse y recibir inyecciones de refuerzo. Si más personas están completamente vacunadas, la oportunidad de que el virus se propague y mute disminuye, aseguraron.