PUERTO PRÍNCIPE, Haití — Las negociaciones para conseguir la liberación de 17 miembros de un grupo misionero con sede en Estados Unidos, secuestrados el fin de semana por una violenta pandilla haitiana.
NBC News confirmó este miércoles que los secuestradores exigen $1 millón por persona.
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El grupo incluía cinco niños de entre 8 meses y 15 años, aunque las autoridades no aclararon si las peticiones de rescate los incluían a ellos, según dijo el martes un destacado funcionario haitiano. Dieciséis de los secuestrados eran estadounidenses y uno canadiense.
En la primera mitad de octubre se registraron al menos 119 secuestros en Haití, según el Centro de Análisis e Investigación de Derechos Humanos, un grupo local sin fines de lucro. Un conductor haitiano fue capturado junto con los misioneros, señaló el grupo, lo que elevó a 18 el total de personas secuestradas por la pandilla.
LA PANDILLA RECLAMA $1 MILLÓN POR CADA UNO DE LOS 17 SECUESTRADOS
NBC News confirmó con un funcionario del departamento de Justicia de haití que una persona de la banda 400 Mawozo había reclamado el rescate el sábado en una llamada al líder de Christian Aid Ministries, con sede en Ohio, poco después del secuestro.
“Este grupo de trabajadores ha estado comprometido con su ministerio en la empobrecida Haití”, indicó el grupo religioso. El último proyecto de los misioneros había sido ayudar a reconstruir casas derruidas en el terremoto de magnitud 7.2 que golpeó el suroeste de Haití el 14 de agosto, señaló el grupo misionero.
La comitiva regresaba de visitar un orfanato cuando se produjo el secuestro, dijo la organización.
En respuesta a la reciente oleada de secuestros, trabajadores haitianos iniciaron una huelga el lunes que dejó cerrados negocios, escuelas y redes de transporte público. El paro era un nuevo golpe a la frágil economía haitiana. Los sindicatos y otros grupos prometieron continuar la huelga de forma indefinida.
En una manifestación pacífica el martes al norte de Puerto Príncipe, docenas de personas caminaron por las calles de Titanyen para pedir la liberación de los misioneros.
Algunos llevaban carteles con mensajes como “Liberen a los estadounidenses” y “¡No a los secuestros!” y explicaron que los misioneros les habían ayudado a pagar facturas y a construir carreteras y escuelas.
“Hacen mucho por nosotros”, dijo Beatrice Jean.
Entre tanto, la escasez de combustible en el país fue a peor y los negocios culpaban a las pandillas por bloquear carreteras y terminales de distribución de combustible.
Cientos de motocicletas recorrieron el martes las calles de Puerto Príncipe mientras los conductores gritaban “¡Si no hay combustible, vamos a quemarlo todo!”.
Hubo una protesta cerca de la residencia del primer ministro, donde la policía lanzó gas lacrimógeno para dispersar a una multitud que reclamaba combustible.
En Washington, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el martes que el FBI formaba “parte de un esfuerzo coordinado del gobierno estadounidense” para liberar a los misioneros. La embajada estadounidense en Puerto Príncipe se coordinaba con funcionarios locales y familiares de los rehenes.
La posición tradicional de Estados Unidos es no negociar con secuestradores, y Psaki rechazó comentar detalles de la operación.
Es el secuestro más numeroso de su clase en los últimos años. Las bandas haitianas se han vuelto más audaces tras el asesinato el 7 de julio del presidente, Jovenel Moïse, y del sismo que mató a más de 2,200 personas.
Las personas secuestradas eran seis mujeres, seis hombres y cinco niños, dijo Christian Aid Ministries. Un cartel en la puerta de la sede de la organización en Berlin, Ohio, indicaba que estaba cerrado debido a la situación de secuestro.
Las noticias sobre el suceso se extendieron con rapidez por el condado Holmes, Ohio, hogar de una de las comunidades más grandes de amish y menonitas conservadores en Estados Unidos, explicó Marcus Yoder, director ejecutivo del Centro de Patrimonio Amish y Menonita en el cercano Millersburg, Ohio.
Christian Aid Ministries tiene apoyo de grupos conservadores menonitas, amish y comunidades similares que forman parte de la tradición anabaptista.
La organización se fundó a principios de la década de 1980 y empezó a trabajar en Haití esa década, dijo Steven Nolt, profesor de historia y estudios anabaptistas en Elizabethtown College, Pensilvania.
El grupo tiene una misión con personal permanente en Haití y varios condados, y envía material religioso, escolar y médico a diferentes lugares del mundo.