Después de que la trágica implosión del sumergible Titan acabara con la vida de cinco pasajeros que disponían explorar los restos del Titanic, ahora la empresa OceanGate no continuaría desafiando el peligro.
El anuncio se produce semanas después de que cinco personas, incluido el CEO de OceanGate, Stockton Rush, murieran en un sumergible durante una expedición de OceanGate a los restos del Titanic.
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La página web de la empresa de aventuras en alta mar, que reflejaba que la expedición de 2023 estaba en marcha mientras que dos nuevas misiones estaban pautadas para junio de 2024, emitió un nuevo mensaje.
La compañía anunciaba la primera expedición del 2024 desde el 12 al 20 de junio y la segunda al día siguiente del regreso desde el 21 al 29 de junio.
En la plataforma también se podía ver una oferta en la que los viajeros podrían estar acompañados por el buzo francés Paul-Henri Nargeolet, que es una de las personas que fallecieron a bordo del sumergible.
La desaparición del sumergible fue una misión de búsqueda y rescate que acaparó el mundo entero. La promesa de una experiencia inolvidable terminó convirtiéndose en un desastre.
El viaje a unos 13,000 pies de profundidad tenía un costo de $250,000.
Las ofertas publicadas generaron polémica entre los usuarios de las redes sociales, quienes denunciaron que no se mantuvieran vigentes mientras se desarrolla la investigación.
La expedición al naufragio más reconocido del mundo perdió comunicación con la embarcación de superficie a las 2 horas de su descenso. Se cree que los cinco ocupantes fallecieron minutos después por una implosión.
La Guardia Costera de Estados Unidos informó el 22 de junio de que se habían encontrado los escombros del sumergible Titan y "presuntos restos humanos" entre ellos.
OceanGate realizó más de 14 expediciones y más de 200 inmersiones en el Atlántico, el Pacífico y el Golfo de México, según el sitio web de la compañía.
Las autoridades estadounidenses y canadienses aún investigan cómo y por qué se produjo la implosión del sumergible, aunque años antes de la catástrofe la empresa habría sido advertida de los problemas de seguridad del sumergible.
Un antiguo empleado de OceanGate advirtió en un informe de que la seguridad del submarino podía verse comprometida por protocolos deficientes de “control de calidad y seguridad” de los que “los pasajeros de pago no serían conscientes”.