CIUDAD DE MÉXICO - Como parte de una revisión en el penal del Altipano, en el Estado de México, custodios le pidieron a Joaquín “El Chapo” Guzmán que se quitara los pantalones e hiciera unas sentadillas.
El video muestra sometido al capo de capos ante las autoridades mexicanas, las mismas que, según el investigador Noha Hurowitz, un día lo protegieron.
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"El verdadero poder está en la policía, los políticos, en la milicia, que hacen que el tráfico de drogas pueda trabajar libremente en México", asegura el también periodista y escritor.
Hurowitz asegura que el propio Joaquín Guzmán le reveló a la DEA esta información, aunque dijo que prefería no ahondar en algunos porque “eran muy peligrosos”.
"La razón por la que 'El Chapo' no quiere hablar de los políticos es porque ellos tienen el verdadero poder", aseguró Hurowitz.
El escritor que cubrió el juicio del siglo documenta en su libro "'El Chapo', la historia no contada" que el ex líder del Cártel de Sinaloa habría sostenido en 1998 una reunión secreta con dos agentes estadounidenses, quienes ingresaron a la prisión de Puente Grande, Jalisco, haciéndose pasar por sociólogos.
"Les había dado la palabra clave 'me llamo Tito', y entonces entra a la habitación y Joe Bond dice 'hola, me llamo Tito', y 'El Chapo' está asustado, estaba en shock. 'El Chapo' se tiró al suelo y miró debajo de la puerta para asegurarse de que nadie esté escuchando", asegura Hurowitz.
Ahí, según le confirmó uno de los protagonistas de ese encuentro al reportero, el narcotraficante supuestamente dio información sobre sus rivales los Beltrán Leyva, los Arellano Félix; de su socio y amigo, "El Güero" Palma y de los políticos y funcionarios involucrados con los diversos carteles.
El agente de la agencia antidrogas reveló que "El Chapo" habría hablado con ellos a cambio de que no lo extraditaran a Estados Unidos y le retiraran los cargos que allá pesaban sobre él. Pero el trato nunca se concretó.
En el 2001, Guzmán Loera se fugó de la prisión del Altiplano escondido en un carrito de ropa sucia. Ya libre, contactó de nuevo a la DEA para reactivar su oferta. Sin embargo, nada pudo librarlo de la justicia estadounidense, la cual lo condenó a cadena perpetua.