CIUDAD DE MÉXICO — Varios hombres armados irrumpieron el miércoles en un centro de rehabilitación no registrado en la región central de México y comenzaron a disparar, provocando la muerte de 24 personas y heridas a siete, informaron las autoridades.
El ataque se llevó a cabo en la ciudad de Irapuato, informó la policía del estado de Guanajuato, en el centro-norte del país. Tres de los siete heridos se encuentran graves.
Aparentemente los agresores balearon a todos los que estaban en el centro de rehabilitación.
La policía estatal dijo que nadie fue secuestrado. Las fotografías que presuntamente muestran el lugar dejan entrever que las víctimas se encontraban tendidas en el suelo cuando fueron baleadas.
Guanajuato es escenario de una sangrienta lucha territorial entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y un grupo delictivo local, y se ha convertido en el estado más violento de México.
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No se ha proporcionado algún móvil del ataque, pero el gobernador Diego Sinhue Rodríguez dijo que aparentemente hay organizaciones de narcotraficantes involucradas.
“Lamento profundamente y condeno los hechos ocurridos esta tarde”, escribió Rodríguez en Twitter.
“La violencia generada por la delincuencia organizada no solamente priva de la vida a los jóvenes, sino además roba la paz de las familias guanajuatenses”.
Los grupos del narcotráfico en México han matado en otras ocasiones a supuestos distribuidores de drogas de cárteles rivales que se esconden en este tipo de instalaciones.
Se trata de uno de los ataques más letales a un centro de rehabilitación desde que 19 personas fueron masacradas en la ciudad de Chihuahua, en el norte del país, en el 2010.
Desde entonces han ocurrido más de una decena de ataques a balazos a este tipo de centros.
México ha tenido problemas desde hace tiempo con los centros de rehabilitación, debido a que la mayoría son gestionados de manera privada, carecen de fondos suficientes y en ellos a menudo se cometen abusos contra los adictos en recuperación.
El gobierno invierte una cantidad relativamente baja en la rehabilitación, por lo que usualmente los centros no registrados se convierten en la única opción para las familias de pocos recursos.
Además, adictos y traficantes que a menudo son blanco de ataques rivales en las calles se refugian en ocasiones en clínicas de rehabilitación, por lo que estos lugares se vuelven blanco de balaceras.
Por otro lado, grupos delictivos han sido acusados de reclutar por la fuerza a adictos en recuperación de estos centros para que trabajen en la distribución, asesinándolos si se rehúsan a colaborar.