MÉXICO - Esta vez no hubo aplausos, ni miles de personas acudieron a ver la escenificación. El escenario se recortó a una pequeña área, solo suficiente para que los actores pudieran interpretar sus papeles guardando la sana distancia entre ellos.
Los pasajes de la Pasión y Muerte de Jesucristo se revivieron en la catedral principal de la alcaldía de Iztapalapa, a donde el hijo de Dios fue llevado ante Herodes, sentenciado y azotado.
Luego, como dicta la Biblia, cargó su cruz, y cayó tres veces durante una simbólica caminata.
Un recorrido corto pero lleno de significados, dice Mauricio Luna, quien a sus 19 años alcanzó su sueño de interpretar a Jesús sin saber que se lo dedicaría a quienes hoy sufren por la pandemia que envuelve a esta nación.
"Vamos a pedir por todos los enfermos, principalmente por el COVID, pero para que esto cese lo más pronto posible", expresa Luna.
En tanto, las calles de los ocho barrios por donde tradicionalmente pasa la procesión estuvieron vacías.
Por la contingencia sanitaria, la escenificación se realizó a puerta cerrada, sin prensa ni público, pero la gente puedo ver el evento a través de internet y en la televisión abierta.
Solo algunos curioso, como Ángel Zarza, se acercaron a la zona del viacrucis, movidos por la melancolía.
"Me da un poco de tristeza no ver lo que antes era, todo lleno de gente, los escenarios, los actores", dice Zarza.
Al final de la jornada, Jesucristo fue crucificado al pie de la capilla del Señor de la Cuevita , lejos del Cerro de la Estrella donde normalmente lo hacen, pero con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad el próximo año.