La Policía de Chicago practicó durante años el uso excesivo de la fuerza, que llegó incluso a provocar la muerte de los detenidos, según un informe que presentó la procuradora general de Estados Unidos, Loretta Lynch.
La investigación del Departamento de Justicia (DOJ), que surgió después de la muerte a tiros del joven negro Laquan McDonald, que desató protestas y peticiones de dimisión al alcalde de la ciudad, Rahm Emanuel, concluyó que la Policía de Chicago violó los derechos constitucionales de los ciudadanos.
El uso "irracional" del uso excesivo de fuera, dijo Lynch en conferencia de prensa en Chicago, es resultado de "deficiencias sistémicas en la capacitación y la rendición de cuentas" en el Departamento de Policía de Chicago.
Entre otros problemas, la fiscal apuntó el "fracaso" en la capacitación de los agentes para que los oficiales reduzcan la tensión durante sus operativos, así como los fallos a la hora de realizar investigaciones sobre el uso de la fuerza.
Lynch, acompañada de Vanita Gupta, encargada de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia, dijo que la investigación de un año concluyó que hay "procedimientos de entrenamiento y sistemas de responsabilidad severamente deficientes".
La procuradora federal indicó que la Policía de Chicago no da "el entrenamiento adecuado a los agentes para hacer su trabajo con seguridad, efectividad y dentro del marco legal".
La investigación, por la que se revisaron miles de documentos y se entrevistó a cientos de policías, funcionarios de la ciudad y miembros de la comunidad, se inició en diciembre de 2015, un mes después de que se hiciese público el vídeo de la muerte de Laquan McDonald a manos de un agente blanco, ocurrida en 2014.
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El vídeo mostraba cómo Jason Van Dyke, un veterano agente de la Policía de Chicago, asestaba al joven 16 balazos, la mayoría de ellos cuando el joven ya se encontraba inerte en el suelo.
Este suceso desató la indignación de la población de una ciudad que vive una ola de asesinatos, con 771 homicidios cometidos en 2016, y la petición de dimisión de Emanuel, presente en la conferencia de prensa de Lynch.
La procuradora aseguró hoy que la Policía de Chicago fracasó a la hora de recibir y analizar las quejas por mala conducta presentadas contra alguno de sus cerca de 12.000 agentes de la corporación y el uso de fuerza letal en las decenas de casos que pudieron haber sido prevenidos.
La procuradora agregó que esta falta de supervisión llevó a una "baja en la moral de los oficiales y una erosión en ser responsables" ante sus superiores.
Como resultado del reporte, las autoridades locales y el DOJ firmaron un acuerdo de colaboración para trabajar conjuntamente, con el aporte de la comunidad, para resolver estas deficiencias, que llevaron a que se "rompiera", según el informe, la confianza entre los vecinos y los uniformados.
Según el informe los siguientes puntos contribuyeron al patrón de uso excesivo de fuerza de parte de los agentes:
- No poner en práctica técnicas de mediación o intervención de crisis para resolver situaciones sin uso de la fuerza.
- Emplear métodos que innecesariamente represantam una amenaza a los oficiales e inevitablemente culminan en tiroteos y otros uso de fuerza.
- No documentar ni revisar con precisión situaciones en donde se usó fuerza excesiva.
Lee aquí el reporte completo en inglés.