En la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes en Uptown, al norte de Chicago, hoy hay nostalgia.
“Desde que llegué a Estados Unidos fue la primera iglesia que llegué yo. Hace como 28 años”, dijo Ernesto Avila que asiste a la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes.
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La iglesia lleva dos años desde que se fusionó con la parroquia de Nuestra Señora de los Lagos en Buena Park.
“Yo vivo lejos y me vengo hasta aquí para estar un rato en adoración con el señor”, dijo Maria Sánchez.
A partir del 19 de mayo, la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes cerrará sus puertas de forma permanente.
La arquidiócesis ha dicho que mantener la iglesia necesita 2 millones de dólares en reparaciones inmediatas.
Y agregaron que partes del campus parroquial de Nuestra Señora de Lourdes ya están destinadas a un desarrollo, pero aún no se han finalizado los planes para el edificio de la iglesia de 108 años de historia.
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“La importancia de mantenerla abierta es porque siempre hemos sido una parroquia muy diversa”, dijo Victoria Carrera.
Victoria está ayudando a encabezar un movimiento de recaudación de firmas a través de internet para mantener la iglesia abierta.
“Darle una voz a la iglesia que nos ha dado tanto y ojalá que la virgen nos haga un milagro”, dijo Carrera.
Uno de los aspectos más destacados y simbólicos de la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes es su grata, un lugar de devoción y espiritualidad que ha sido un refugio para los fieles durante décadas.
Y es que la gruta es solo una parte de la historia.
La primera parroquia de Nuestra Señora de Lourdes celebró su primera misa en octubre de 1892 pero no fue hasta 1926 que la estructura actual se construyó en el lado este de la avenida Ashland.
“Esperemos en Dios que no la cierren. Que permanezca abierta”, dijo Avila.
“Sería una lástima que hicieran alguna otra cosa”, dijo Sánchez.
Para muchos residentes, el cierre de la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes representa el fin de una era y el adiós a un lugar que ha sido testigo de momentos significativos en sus vidas.
