El gobernador de Wisconsin convocó a la Guardia Nacional ante el temor de otra jornada de protestas violentas después que la policía baleara a un hombre de raza negra en circunstancias turbias, un incidente que convirtió a la ciudad de Kenosha en el más reciente foco de tensión del país en un verano de agitación racial.
El gobernador demócrata Tony Evers dijo que 125 integrantes de la Guardia Nacional llegarían a Kenosha por la noche con la responsabilidad de “vigilar la infraestructura y garantizar que nuestros bomberos y otros involucrados estén protegidos”. Las autoridades del condado también anunciaron un toque de queda a partir de las 8:00 p.m.
La medida se toma luego que los manifestantes incendiaron autos, quebraron ventanas y se enfrentaron con policías antimotines el domingo por la noche a raíz del tiroteo contra Jacob Blake, un afroamericano de 29 años que continúa hospitalizado en estado grave.
En un video tomado con un celular por un testigo y que ha sido ampliamente difundido, Blake fue baleado, aparentemente por la espalda, al inclinarse en su camioneta SUV mientras sus tres hijos estaban dentro del vehículo.
La policía de la ciudad de 100.000 habitantes, ubicada entre Milwaukee y Chicago, indicó que los agentes atendían una denuncia sobre una disputa doméstica.
Las autoridades no han revelado la raza de los tres policías involucrados ni han indicado si Blake estaba armado o las razones por las que los agentes le dispararon. Tampoco han dado a conocer detalles sobre la presunta disputa doméstica.
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Raysean White, un hombre de 22 años que afirma fue quien grabó el video, dijo haber visto a Blake riñendo con tres policías y los escuchó gritar “suelta el cuchillo, suelta el cuchillo” antes de los disparos. Añadió que no vio que Barnes trajera un cuchillo.
Por su parte, el gobernador subrayó que no ha visto información que indique que Blake portara un cuchillo u otro tipo de arma, pero que el caso sigue siendo investigado por el Departamento de Justicia estatal.
Los tres agentes fueron suspendidos con paga, una práctica estándar en incidentes que involucran tiroteos de policías.