A la sombra de la Casa Blanca, siete días antes de que se depositen los últimos votos en las elecciones de 2024, Kamala Harris prometió poner al país por encima de su partido y advirtió que Donald Trump está obsesionado con la venganza y sus propios intereses personales.
Menos de 48 horas antes, dentro del Madison Square Garden, Trump llamó a su oponente demócrata “una catástrofe que ha destruido todo a su paso”. Sobre el escenario, sus aliados calificaron a Puerto Rico como “una isla flotante de basura” y dijeron sin fundamentos que Harris, quien ha sido senadora y procuradora y busca convertirse en la primera mujer en llegar a la presidencia, había comenzado su carrera como prostituta.
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Separados por dos noches y 320 kilómetros (200 millas), los argumentos de cierre contrastantes delinearon en términos claros la elección que enfrentan los votantes de Estados Unidos el próximo 5 de noviembre, cuando evaluarán dos visiones sumamente distintas sobre el liderazgo y el futuro de Estados Unidos.
El controversial acto de campaña de Trump, repleto de insultos vulgares y racistas, destacó los elementos más feos de su coalición. Pero otras partes del evento dejaron al descubierto el atractivo del exempresario como alguien que promete arreglar a la economía y la frontera, y como una persona ajena a la política y ansiosa por desafiar todas las convenciones a pesar de los riesgos.
Harris, la vicepresidenta durante los últimos cuatro años, eligió un entorno más formal —el césped del Ellipse cerca de la Casa Blanca— para destacar la seriedad que tiene este momento en la historia estadounidense y la amenaza que Trump representa para la democracia. Se dirigió a una enorme audiencia en el mismo lugar desde donde Trump pronunció un discurso ante miles de simpatizantes el 6 de enero de 2021, antes de que irrumpieran en el Capitolio federal en uno de los días más oscuros de la historia moderna del país.
Pero más que un simple recordatorio a los votantes sobre el peligro que representa Trump para la democracia de Estados Unidos, las declaraciones de Harris tenían como objetivo destacar el historial de su oponente de dar prioridad a sus intereses personales por encima de los de la nación.
“Donald Trump ha pasado una década tratando de mantener al pueblo estadounidense dividido y con miedo el uno del otro. Así es él. Pero, Estados Unidos, estoy aquí esta noche para decir: Así no somos nosotros”, dijo Harris. “Me comprometo a ser una presidenta para todos los estadounidenses —a poner siempre al país por encima del partido y por encima de mí misma”.
Decisión
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Su asesora principal, Jen O’Malley Dillon, señaló que el argumento de cierre de Harris tiene como objetivo llegar a un estrecho segmento de votantes indecisos, muchos de ellos republicanos moderados.
“Sabemos que todavía hay muchos votantes que todavía están tratando de decidir a quién apoyar, o si votar en absoluto”, dijo O’Malley Dillon. “Y esta es una contienda extremadamente cerrada. Es prácticamente una contienda definida en el margen de error. Sabemos que se decidirá en esta última semana”.
El equipo de Trump está más enfocado en movilizar a su base partidista y alcanzar a votantes infrecuentes de todo el espectro político que están frustrados por la dirección en la que avanza el país y buscan un cambio.
Sin embargo, los comentarios de Trump de los últimos días tuvieron como marco una simple cuestión que atraviesa las líneas políticas, preguntando a los votantes si están mejor ahora que hace cuatro años, cuando finalizó su primer mandato. Mientras la nación aún estaba en las garras de la pandemia cuando Trump dejó el cargo, las encuestas indican que la mayoría de los votantes están descontentos con la dirección actual que lleva el país.
Trump ha prometido organizar la operación de deportación más grande en la historia de Estados Unidos e imponer amplios aranceles para generar ingresos e impulsar la mano de obra estadounidense.
Siempre desafiante frente a las críticas, incluso de algunos republicanos, Trump se refirió el martes a su evento en el Madison Square Garden como “un festival de amor” y no abordó los comentarios del comediante Tony Hinchcliffe, quien llamó a Puerto Rico “una isla flotante de basura”. La rutina de Hinchcliffe también incluyó bromas denigrantes sobre personas negras, otros latinos, palestinos y judíos, antes de que Trump subiera al escenario.
“Nadie ha tenido nunca tanto amor”, dijo Trump sobre el evento del domingo, el cual contó con la presencia de miembros de su familia y altos colaboradores y partidarios, incluido al multimillonario Elon Musk, el psicólogo televisivo “Dr. Phil” McGraw y el expresentador de Fox News Tucker Carlson. “Fue realmente amor por nuestro país”.
El expresidente republicano también ofreció el martes una evaluación sombría sobre el liderazgo de Harris. Dijo que ella “aniquiló” las fronteras de la nación, “diezmó a la clase media”, trajo “un derramamiento de sangre y miseria” a las principales ciudades y “desató la guerra y el caos en todo el mundo”.
“A ninguna persona que ha causado tanta destrucción y muerte en casa y en el extranjero se le debería permitir nunca ser la presidenta de Estados Unidos”, dijo Trump a docenas de partidarios que se reunieron en su finca en Florida.
El asesor principal de Trump, Jason Miller, dijo que el expresidente ha dejado en claro sus planes para arreglar la economía, proteger la frontera sur y “mejorar la vida diaria de las personas”.
“Kamala Harris no ha hecho nada de eso”, puntualizó. “Es un mensaje de desesperación, ataques personales y nada de Harris o su campaña sobre lo que realmente van a hacer para ayudar a los estadounidenses. Así que es un enorme contraste”.
Harris prácticamente ha dejado atrás el estilo de campaña “alegre” que definió su entrada en la contienda presidencial hace algunos meses. La noche del martes prometió unidad, pero también describió a Trump como alguien impulsado más por la venganza y el agravio que por un compromiso con el pueblo.
“Estamos hablando de alguien que es inestable, está obsesionado con la venganza, consumido por el agravio y en busca de un poder sin restricciones”, dijo Harris. “No se trata de un candidato a la presidencia que esté buscando la manera de mejorar tu vida".
Por momentos, Harris se dirigió directamente a los votantes republicanos y prometió escuchar a aquellos que no votaron por ella si es elegida. Señaló anteriormente que incluiría a un republicano en su gabinete.
“A diferencia de Donald Trump, no creo que las personas que no están de acuerdo conmigo sean el enemigo”, explicó. “Él quiere ponerlos en la cárcel. Yo les daré un asiento en la mesa”.
Antes del discurso, el equipo de campaña de la demócrata estaba consciente de las críticas de la facción más izquierdista de su partido de que ha estado demasiado enfocada en cortejar a los votantes republicanos moderados. Instaron a Harris a centrarse más en las prioridades de la clase trabajadora que en la amenaza que Trump representa para la democracia de Estados Unidos.
En última instancia, el discurso de la vicepresidenta tenía como objetivo relacionar ambos temas. Advirtió sobre las amenazas de Trump a las normas democráticas y prometió tomar medidas contra los altos precios de los alimentos y ayudar a los compradores con el pago inicial de su primera vivienda.
El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, un importante aliado de Harris, dijo que los votantes pueden “caminar y mascar chicle al mismo tiempo, lo que significa que pueden escuchar un argumento sobre la libertad y sobre algo que afecta su bolsillo. Y creo que ella es ciertamente capaz de presentar ambos casos al mismo tiempo”.
Las hermanas Michelle Detwiler y Renee Newell condujeron desde Virginia para asistir al discurso de Harris en el Ellipse.
“Ambas tenemos hijas y estamos aquí por ellas”, dijo Newell. Detwiler destacó que la ubicación del evento es un “gran contrapunto a las imágenes del 6 de enero. D.C. es una gran ciudad para reuniones pacíficas.
“Estamos muy contentas de estar aquí y de experimentar la alegría”, dijo.
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Los periodistas de The Associated Press Zeke Miller y Fatima Hussein en Washington y Jill Colvin en Nueva York contribuyeron a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.