Te presentas a tu entrevista de trabajo con el outfit perfecto y tu mejor sonrisa. Todo va bien, piensas que la posición ya es tuya, y de pronto pronuncias esa frase que dibuja una mueca en el rostro de tus interlocutores. Entonces, te das cuenta que perdiste la oportunidad de callar (y, de paso, de conseguir el trabajo). ¿Te ha sucedido?
Hay cientos de frases inconvenientes, pero seguro diez que debes guardarte si de verdad aspiras a que te contraten. Karen Russo, propietaria de K Russo Consulting, una firma de reclutamiento de talentos, te dice cuáles son:
"Mis requerimientos salariales son de $....". Nunca des una cifra exacta durante una entrevista, sino rangos.
"Mi mejor amiga trabaja aquí". No digas a quién conoces en la compañía ni uses a tus amistades como referencias. En cambio, puedes ofrecer a vecinos, colegas, compañeros de estudios en la universidad. Mantén el profesionalismo.
"¿Cuál es el horario que tendré que cumplir?". Tú lo que quieres es aprender, trabajar, realizarte como persona y colaborar para que a la empresa cada vez le vaya mejor. No empieces a especular con cuánto deberás trabajar.
"Traje un resumé, ¿también tengo que completar la aplicación?".
"¿Cuáles son los beneficios de la empresa y su plan de vacaciones?". Estos detalles descúbrelos luego. Primero asegúrate el puesto.
"¿Cuál es el salario para esta posición?".
"Mi jefe anterior era un tirano". Nunca hagas ningún tipo de comentario negativo sobre tu compañía o para quien trabajaste.
"¿La empresa está planeando ir a bancarrota?", o cualquier otra pregunta que implique confidencialidad.
"No tengo debilidades". La soberbia es una cualidad que ningún seleccionador perdonará nunca.
"Planeo tener niños", "Tengo 3 hijos", "Estoy comprometida", "Mis padres necesitan cuidados especiales", o cualquier otra información personal similiar.