T-Mobile ha sido nuevamente acusada de no proteger los datos confidenciales de los consumidores después de que un empleado de una de sus tiendas presuntamente robó imágenes explícitas del teléfono de una clienta que acudió a cambiar un teléfono antiguo, según una demanda presentada el viernes.
El incidente es similar a al menos otros ocho que se han presentado contra T-Mobile en el pasado, según registros judiciales e informes de prensa. La demanda se produce en un momento en que las empresas de telefonía móvil y otros gigantes tecnológicos se enfrentan a una creciente presión de los legisladores para que hagan más por proteger los datos de los clientes.
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La demanda, presentada en una corte del estado de Washington, acusa a T-Mobile de no entrenar adecuadamente a sus trabajadores minoristas y de ignorar cuando los empleados utilizan su acceso para robar datos de los clientes bajo el pretexto de que les están ayudando con las reparaciones y las transferencias de datos.
"Durante casi una década, los clientes de T-Mobile de todo Estados Unidos han denunciado con regularidad, evidenciado por noticias y demandas, casos de empleados de tiendas minoristas que robaban sus vídeos íntimos, fotos explícitas y cuentas bancarias", denuncia la demanda. "Sin embargo, T-Mobile no ha implementado ningún hardware o software de seguridad de sentido común para proteger a los consumidores de que sus datos y privacidad sean explotados durante transacciones ordinarias en la tienda T-Mobile".
T-Mobile no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
La víctima, a la que solo se hace referencia como "Jane Doe" en la demanda, afirma que fue a una tienda T-Mobile en el centro comercial Columbia Center, a unas 200 millas al sureste de Seattle, en octubre pasado para actualizar su iPhone XS Max a un iPhone 14 Pro Max. Mientras estaba allí, le entregó el dispositivo antiguo a un empleado para que pudiera transferir sus datos al nuevo dispositivo.
Mientras el trabajador tenía el teléfono, encontró imágenes de la víctima desnuda y un video de ella teniendo relaciones sexuales con su pareja en el rollo de la cámara del XS Max y se lo envió a sí mismo en Snapchat, señala la demanda.
Una vez finalizada la transacción, Jane asumió que sus datos se habían borrado del teléfono antiguo hasta más tarde esa noche, cuando comprobó su Snapchat y vio que las imágenes se habían enviado a una cuenta desconocida, que la policía rastreó más tarde hasta el empleado de T-Mobile.
"Ansiosa y preocupada, Jane regresó apresuradamente a la tienda T-Mobile con su madre para hablar con el gerente de la tienda", dice la demanda. "Durante este tiempo, mientras Jane buscaba ayuda en la tienda T-Mobile, la persona no autorizada continuó iniciando sesión en sus cuentas de redes sociales en el iPhone XS Max".
Al principio, el personal afirmó que no había habido intercambios ese día, pero con la ayuda de la seguridad del centro comercial y la policía local, el viejo teléfono de Jane fue encontrado en la trastienda.
"En lugar de ayudar a Jane ante el delito contra la intimidad sexual, el gerente de T-Mobile dijo que si Jane quería volver a tener acceso al viejo dispositivo que había sido convertido en un arma contra ella, Jane tendría que pagarles la cantidad que le habían descontado por el canje", señala la demanda. "La madre de Jane, en nombre de Jane, entregó y pagó la cantidad".
El empleado fue acusado posteriormente de allanamiento informático en primer grado, un delito grave, y de divulgación de imágenes íntimas, que es un delito en la mayoría de los estados, según la demanda. El mes pasado se declaró culpable, según la demanda.
La demanda fue presentada por Carrie Goldberg y Laura Hecht-Felella, del bufete C.A. Goldberg, con sede en Nueva York, y Emma Aubrey, del bufete Redmond Law Firm, con sede en Washington.
Goldberg, que con frecuencia se enfrenta a gigantes tecnológicos por no proteger a los consumidores, calificó su última demanda de "caso clásico de una empresa gigantesca" que atribuye los perjuicios sufridos por los clientes al coste de hacer negocios.
"T-Mobile sabe desde hace tiempo que su negligente contratación y sus ausentes políticas de seguridad del consumidor tendrán como resultado que al menos algunos de sus clientes sean explotados sexualmente", dijo Goldberg a CNBC.
"T-Mobile tiene grandes programas de incentivos para inducir a los clientes a actualizar sus dispositivos y entregar los viejos. Pero la fea verdad es que T-Mobile sabe que los empleados a veces roban las imágenes y vídeos más íntimos de los clientes de los viejos dispositivos que entregan", añadió Goldberg. "Este caso demuestra que nadie debería sentir que su privacidad está a salvo en T-Mobile".
Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Gabrielle Fonrouge para nuestra cadena hermana CNBC.com. Para más de CNBC entra aquí.