Se hace llamar Diamond Kitty, tiene hijos y hasta novio, y su trabajo es enforcarse en hacer dinero mientras complace a los usuarios de su página web pornográfica. Su tarifa: 8 dólares por minuto.
Explica que va a hacer frente a la cámara web lo que "ellos piden", eso incluye bailar, masturbarse e incluso dormir.
Asegura que un internauta le pide que desea verla dormida por media hora.
"Pones tu propio horario, lo haces en tu casa, y no tienes jefe", confiesa mientras se ríe y aclara que su trabajo no la hace una mala persona.
"No soy una loca, no soy depravada, no soy como digo yo, una p..., nada de estas cosas, soy una mujer, soy decente, tengo una familia, tengo hijos, tengo principios. Que haga pornografía no me hace descabezada".
Trabajando solo unas noches por mes pueden llegar hacer hasta 30 mil dólares "atendiendo" usuarios de todas partes del mundo.
Otras actrices porno entrevistadas pueden ganar hasta 3 mil dólares por semana.
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Lo cierto es que aunque sea ilegal en algunos sitios, este controversial negocio está floreciendo aceleradamente entre nosotros al amparo de las nuevas tecnologías y las redes sociales.